12 de junio de 2016

Oscar Wilde

Oscar Wilde, que escribió esta carta a su ex amante. La carta es toda una obra, ‘De Profundis‘, y aquí os dejo un pequeño fragmento. Fue escrito en el siglo XIX, pero podría parecer actual. Las emociones que tenía el protagonista podían haber sido las de cualquiera de nosotros, cualquier milenial… con un contexto algo distinto.

“De pronto apareciste por tercera vez, con un acompañante, y llegaste a proponer que se alojara en mi casa. Yo (reconocerás ahora que con toda propiedad) me negué en rotundo. Os atendí, naturalmente; no me quedaba otro remedio; pero fuera, no en mi casa. Al día siguiente, un lunes, tu compañero volvió a las obligaciones de su profesión, y tú te quedaste conmigo. Aburrido de Worthing, y todavía más, no me cabe duda, de mis esfuerzos infructuosos por concentrar mi atención en la obra, la única cosa que en aquel momento me interesaba, insistes en que te lleve al Grand Brighton. La noche de nuestra llegada caes enfermo con esa temible fiebre baja estúpidamente llamada influenza; tu segundo, si no tercer, ataque. No tengo que recordarte cómo te atendí y te cuidé, no solo con todo lujo de frutas, flores, regalos, libros y todas esas cosas que pueden comprarse con dinero, sino con ese afecto, ternura y amor que, pienses tú lo que pienses, no se compran con dinero. Salvo una hora de caminata por las mañanas, y una hora de paseo en coche por las tardes, no sali. Conseguí uvas especiales de Londres para ti, porque las que había no te gustaban; inventé cosas para agradarte, permanecía contigo o en la habitación contigua a la tuya, me sentaba a tu lado todas las noches para sosegarte o distraerte. A los cuatro o cinco días te recuperas, y yo alquilo unas habitaciones para tratar de terminar la obra. Tú, por supuesto, me acompañas. En la mañana del día siguiente a nuestra instalación me pongo muy malo. Tú tienes que ir a Londres a un asunto, pero prometes volver por la tarde. En Londres te encuentras a un amigo, y no vuelves a Brighton hasta última hora del día siguiente; para entonces yo tengo una fiebre terrible, y el médico descubre que me has contagiado la influenza. No podría imaginarse cosa más incómoda para un enfermo que lo que resultaron ser aquellas habitaciones. Mi cuarto de estar está en el primer piso, mi dormitorio en el tercero. No hay ningún criado para atenderme, ni nadie siquiera para enviar un recado ni traer lo que mande el médico. Pero estás tú. No me inquieto. Los dos días siguientes me dejas completamente solo, sin cuidados, sin asistencia, sin nada. No era cuestión de uvas, flores ni regalos encantadores: era cuestión de lo más imprescindible; yo no podía procurarme ni la leche que me había mandado el médico; la limonada se dijo que era imposible; y cuando te rogué que me llevaras un libro de la librería, o si no tenían lo que yo quería era que escogieras otra cosa, ni te molestaste en ir. Y cuando en consecuencia yo me quedo todo el día sin nada que leer, me dices con toda tranquilidad que me compraste el libro y prometieron enviarlo, afirmación que después descubrí por casualidad haber sido totalmente falsa desde el principio hasta el final. Todo ese tiempo estabas, por supuesto, viviendo a mi costa, paseando en coche, cenando en el Grand Hotel, y de hecho solo apareciendo por mi habitación en busca de dinero”.

Frases Interesantes de Oscar Wilde:
  • «Discúlpeme, no le había reconocido: he cambiado mucho». 
  • «Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe,eso es todo» 
  • «Como no fue genial, no tuvo enemigos». 
  • «Cuando la gente está de acuerdo conmigo siempre siento que debo estar equivocado» 

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